Las fases del amor

Odio empezar nuevas relaciones. Realmente es algo que aborrezco.

“Ay, Jaime, ¿a poco no te encanta esa sensación de estar enamorado y como que todo el mundo cambia?”

No, querida persona que lee mi blog, prefiero mil veces la seguridad y tranquilidad que me brinda estar ya en una relación establecida. La famosa Energía de Relación Establecida (ERE) a la pinche Energía de Nueva Relación (ENR)

Desafortunadamente, no se puede tener una sin pasar por la otra.

Ya no quiero volver al inicio

Al empezar, muchas personas ven mariposas en el estómago, caminatas bajo la lluvia y cenas con pequeños roces de mano que llenan el cuerpo de electricidad. Yo veo nuevos límites a explorar, acuerdos que no se han dicho y que, probablemente, se romperán sin mala intención. Está este baile donde me pongo máscaras que creo le agradarán a la otra persona, asegurándome que seguirán bailando conmigo y, después de todo, ¿qué tan difícil sería mantenerme así? Es más, me he vendido la idea de que esa máscara no es para la otra persona sino que es quien yo quiero ser.

Si te gustan los videjuegos, para mí es como volver a ser nivel 1 después de ya haber podido pasar por los calabozos más cabrones usando armas legendarias. Ves al pinche ratoncito que te hace daño y dices “¿neta? ¿un pinche ratoncito?”.

¿Será que me he vuelto cínico entre herramientas, investigación, talleres, terapias y relaciones? Tal vez un poquito. También es parte de los vestigios de un doloroso duelo muy reciente de una relación.

Con mis vínculos establecidos, una situación donde yo siento celos puede ser manejada de forma que hasta me gustaría grabar y publicar porque, la verdad, estamos bien cabrones. Se ve algo así:

– Yo: Mi amor, quiero platicarte de algo que me tiene inquieto. ¿Cómo estás ahorita para esucharme y apoyarme?

– Él: ‘*Se revisa*’ Sí. Me siento bastante cómodo y listo. ¿Qué pasa?

– Yo: Gracias por recibirme. Me siento muy celoso. Ayer que estábamos en el bar, vi que estabas cruzando miradas con un barbón y sonriéndole. Me sentí muy inseguro porque me pareció muy guapo y temo que te guste más de lo que te gusto yo. Es importante para mí decirte que no te estoy acusando de que hayas hecho algo malo, esto sólo es acerca de cómo me siento yo. Necesito sentirme seguro y querido por ti en este momento. Quiero pedirte que me abraces y me digas algo que te gusta de mí, y está bien si me dices que no. ¿Quieres hacerlo?

– Él: Claro que sí, mi amor. No me siento atacado y gracias por aclararme que no me estás acusando. Ven, te abrazo.

¿Se te hace que nadie habla así? Pues me ha costado mucho construir eso. No es como que yo, ni mis vínculos veníamos programados con esas herramientas. Y eso me queda claro porque al empezar una relación y no tener todo tan establecido, la misma escena se vería así:

– Yo: – – – –

– Él: ¿Todo bien?

– Yo: Sí. (mientras por dentro siento un vacío en el estómago, tensión en mis hombros y en mi quijada, mis pensamientos corren y explotan en historias que van desde lo insuficiente que soy hasta lo cabrón que es él).

– Él: ¿Seguro? Te veo incómodo

– Yo: Sí, no pasa nada. (Y pienso: tengo que trabajar esto en terapia, necesito manejar esto y demostrar que no me molesta. Tengo que ser diferente).

Bajándole un poquito a mi Carrie Bradshaw interior (qué personaje más odioso, ¿no?), personalmente he llegado a lugares tan reconfortantes en mis relaciones que la simple idea de volver a empezar el camino me abruma.

La Energía de Relación Establecida (ERE) es eso que siento cuando ya he logrado construir un refugio seguro en mi relación. Es esa sensación de confort y seguridad que resultan de tener una relación que ha pasado por algunos conflictos, inconvenientes y decepciones, pero siempre resultando en reparación y conexión.

En la ERE Ya no es necesario estar pensando cómo presentarme ante esta otra persona para gustarle y que no se vaya. Me siento querido, amado y apreciado así como soy porque tengo evidencia de que soy suficiente.

Personalmente, aún en ENR busco practicar herramientas de comunicación, resolución de conflictos y establecer acuerdos éticos para estar preparado y que la tormenta no me agarre desprevenido. Claro que en esos momentos las emociones y sensaciones están tan a flor de piel que puede volverse súper amenazante. Sin embargo, cuando los ímpetus bajan nos quedamos con cimientos sólidos sobre los que la relación no se va a tambalear tan fácilmente.

¿Y cómo llego a la ERE?

Primero hay que revisar que sea enamoramiento y no limerencia (link a poliglosario o al live de limerencia) para saber que estoy conectando con la persona que tengo enfrente y no con una ilusión creada por mis esperanzas.

El doctor John Gottman ha hecho investigaciones del proceso de las relaciones desde el enamoramiento hasta la ERE.

Primera Etapa: Enamoramiento

Imagínate decidir comprar una casa o un departamento bajo los efectos de anfetaminas, feromonas y hormonas, al grado que distorsionan tu percepción de la realidad. ¿Te parece que sería la mejor idea?

Cuando nos enamoramos, eso es precisamente lo que pasa (lo de las hormonas, no lo de comprar una casa… espero).

Según Gottman nos llenamos de:

  • Fenilatilamina – Es una “tacha” (como el MDMA) que tu cerebro produce y que te hace creer que “amas” a esa persona cuyo nombre igual y ni conoces.
  • DHEA (dehidroepiandrosterona) – Es la feromona que te hace sentir comodidad y confort. Eso de que “ay, es que en sus brazos siento tanta paz y me siento tan relajado que seguro somos el uno para el otro”.
  • Oxitocina – Mi más grande fuente de esto es mi perrito. Cuando estamos cerca de alguien (quien sea) durante el tiempo suficiente, nuestro cerebro empieza a darnos una buena dosis de esto, llevándonos a sentirnos conectados a un nivel espiritual (más bien, hormonal).

¿Ahora entiendes por qué se siente bien culero cuando te separas de la fuente de todos estos químicos? ¡La abstinencia está bien ruda!

Segunda etapa: Construyendo confianza

Evidentemente, nuestro cuerpo no aguantaría estar bajo la influencia de todas esas drogas toda la vida (para empezar, empezaría a acostumbrarse y ya no se sentiría tan rico). La primera etapa puede durar de 6 a 24 meses, dependiendo de tu cuerpo y de qué vayas haciendo durante ese tiempo para mantener la novedad.

Y luego de que se va ese *rush*, ¿qué queda? Pues un desmadre de frustración, tristeza, enojo y decepción. “¿Cómo que no eres perfecto y no somos completa y absolutamente compatibles?”.

Aquí hay un dato súper interesante del Instituto Gottman:

La mayoría de las peleas en una pareja suceden en los primeros dos años. El éxito de la relación no depende de que no haya conflicto, sino de cómo peléen. Si por cada interacción desagradable hay cinco agradables durante el conflicto, es más probable que la pareja se mantenga unida.

Aquí es muy útil aprender herramientas de comunicación, empatía y construir un apego seguro. Puedes encontrar más información de esto en los siguientes recursos:

Decir la verdad no siempre es honesto

Si mi pareja sale a comer con su ex, sabiendo que me incomoda mucho que lo haga, y sólo me dice que fue a comer, pero no con quién, ¿está siendo honesto? No me dijo ninguna mentira, pero tampoco me dijo todo. Si no me cuenta qué comió, ¿también cuenta como que me está ocultando información?

Por otro lado, si yo sé que salió con su ex, pero le pregunto de todos modos para “ver si es honesto conmigo”, ¿yo estoy siendo honesto? No estoy diciendo mentiras tampoco.

Constantemente escucho personas que buscan tener una relación y, al preguntarles qué es lo que buscan responden “lo único que pido es que no me mientan y me digan siempre la verdad”. Y de pronto me hace pensar qué tal vez lo que quieren decir es “que no hagan nada que llegue a hacerme daño”.

Desafortunadamente, la verdad también puede hacer daño.

Ser honesto no es sólo decir la verdad

En los dos ejemplos del principio, ninguna de las personas está siendo honesta, a pesar de que nadie está diciendo falsedades. Hay personas muy hábiles en el uso del lenguaje que pueden engañar, manipular y obtener lo que quieren sin decir una sola mentira. Eso les hace deshonestos, pero no mentirosos.

Más que clavarme en definiciones debatibles, yo prefiero compartirte lo que me sirve a mí. En mi propuesta de relaciones éticas, la honestidad es el segundo pilar e implica:

Compartir toda la información que afecte mi relación con la otra persona o a ella misma, representándome de la forma más auténtica posible.

Y aquí es donde se vuelve un tema más complejo. En el primer ejemplo, es posible que yo piense “no quiero decirle a mi pareja porque se va a enojar, además no estoy haciendo nada malo, así que es mejor que no se entere”. Aquí supuestamente estoy protegiendo a alguien que amo de algo que puede hacerle daño, sin embargo ¿estoy representándome auténticamente? El “yo” auténtico es alguien que quiere ver a su ex, y estoy evitando que mi pareja sepa que es con ese “yo” con quien se está relacionando. Estoy llevándole a tener una relación con alguien que no existe.

Además, sé que esta información va a provocar una reacción en mi pareja, por lo tanto es algo que le afecta y le concierne. Estoy perfectamente consciente que no es algo que le es indiferente y, entonces, estoy nuevamente evitando que pueda dar su consentimiento informado para poder actuar.

Para el segundo ejemplo de deshonestidad sin decir mentiras, pregunto ¿para qué estás usando la verdad

¿Cuál es la diferencia entre tener una serie de citas casuales y empezar una relación formal? ¿Es sólo el título lo que cambia?

Popularmente, se confunde la “codependencia” con buscar que alguien satisfaga tus necesidades de conexión, atención, sexo y apapacho. ¡Como si esto fuera algo sin lo que se pudiera vivir! Aún así, vemos como “intensas” a las personas que buscan esta conexión y se alaba a aquellas que son independientes y no “necesitan a nadie”. Si tengo a dos personas, una de ellas se siente triste cuando la persona que ama se va por un tiempo y la otra ni cuenta se da, ¿quién tiene el apego más sano?

Spoilers: eso no es un factor determinante.

Apego Seguro ¿Qué es?

Si no has leído Polysecure de Jessica Fern (y estás cómodo leyendo en inglés), ve a comprarlo en cuanto termines de leer este artículo. Ella dedica todo un libro al concepto, yo sólo voy a explicar la idea en general.

Cuando la gente escucha apego seguro, se imaginan que es alguien independiente emocionalmente, no siente celos ni inseguridad, está relajado y zen todo el tiempo y, además, emana algún tipo de luz divina. Como te imaginarás por el sarcasmo con el que escribí eso, esa idea es completamente errónea. Para empezar, no es que una persona tenga apego seguro y ya, sino que el concepto se refiere a las relaciones que tenga. En otras palabras, una persona puede tener dos relaciones, una con apego seguro y otra con apego inseguro. Es más, ni siquiera es algo permanente.

Yo tengo una relación con apego seguro cuando cuento con las herramientas suficientes para lidiar con la amenaza que presenta saber que el objeto de mi afecto y seguridad se ausenta. Esto no implica que no sienta nada. De hecho, se espera que me sienta amenazado o temeroso, ¡literalmente estoy perdiendo una fuente de seguridad y amor! Lo importante es que sea capaz de pedir lo que necesito, atender mis necesidades y encontrar alternativas para lidiar con la situación.

Una persona cuyo vínculo se retira y dice “pues equis, si se va no me importa”, me suena más a que tenga apego evitativo. Este apego se caracteriza por evitar tener cercanía y “resignarse” a que, de todos modos, el vínculo afectivo no es confiable y se va a perder, así que mejor ni le hago al cuento. Por otro lado, a lo que muchos le llaman erróneamente “codependencia” puede ser más un apego ansioso, donde necesito que mi vínculo me dé seguridad constantemente porque siento que puedo perderlo en cualquier momento.

¿Puedes hacer un quiz para conocer tu tipo de apego predominante? Sí. ¿Sirve de mucho? Pues no porque, nuevamente, depende de tu relación con la persona y cómo se desarrolle. ¡Y varía de relación a relación! Puedes tener un apego seguro con tu mejor amigo y uno ansioso con tu otro mejor amigo.

Politip: No hagas de esto un arma. Nada de esto es para que vayas a decirle a tu pareja “¿ves cómo si tienes broncas y tienes que cambiar cómo eres?”. Recuerda que yo no soy nadie para decirle a otra persona cómo vivir. Si no me satisface tu forma de amar, el que tiene que cambiar soy yo.

¿Quiero una relación de apego o una conexión segura?

En la monogamia tradicional, el amor y la intimidad están bastante monopolizados. Se espera que cierto nivel de afecto esté reservado exclusivamente para tu pareja. Ya en círculos de relaciones éticas (incluyendo a la monogamia ética), están surgiendo alternativas como los amigos queer platónicos (QPR), con quienes se puede tener cercanía, amor y hasta sexo sin esperar construir una relación romántica.

“A ver Jaime, pero sí ya se abrazan, se besan, tienen sexo y se aman, pues ya son novios, ¿no?”, pensarás tal vez.

Aquí regreso a la maravillosa Jessica Fern que habla de dos tipos diferentes de relaciones/conexiones: relaciones basadas en apego y conexiones seguras.

En pocas palabras, podemos buscar relaciones que satisfagan nuestras necesidades de apego (armonización emocional, respuesta cálida y contacto físico). Popularmente estos serían los “novios” o “parejas”, porque se vuelven vínculos confiables en los que podemos depender cuando lo necesitamos. Jessica Fern describe este tipo de

Prepárate para hacerle daño a quienes amas.

La primera vez que hice el ejercicio de decirle “no” a uno de mis vínculos, a pesar de saber que era un ejercicio y era una petición sin importancia, ni trascendencia, lloré y lloré mientras le decía “no te puedo decir eso porque no quiero hacerte daño”.

En algún momento de mi vida aprendí que decir “no”, expresar lo que necesito y ser firme acerca de mi autocuidado, le hacían daño a las personas que amo. Por lo tanto, fui desarrollando habilidades de autogestión basadas en ser extremadamente complaciente, mantener mi ojo puesto en las necesidades de la otra persona, invalidar mis deseos y necesidades diciendo “no es para tanto” y, efectivamente, haciendo hasta lo imposible para no tener que decir “no”.

Aunque eso significar abusar de mí

Aunque resultara en experiencias dolorosas y traumáticas para mí mismo.

Lo importante era que la gente a quien amo no sufriera ningún tipo de dolor, ni incomodidad. Yo sí podía pasar por todo eso, probablemente porque yo no era una de esas personas que merecían mi amor.

No puedes andar de puntitas evitando pisar a todo mundo.

En algún momento llegué a pensar que tenía superpoderes y que podía adivinar lo que la gente pensaba o sentía. De pronto me descubría siendo excesivamente acertado en complacer a otras personas sin que estas tuvieran que decirme qué necesitaban o qué les estaba pasando.

Lo que tengo es el superpoder de una respuesta traumática al conflicto. Al sentir que es mi deber que todo el mundo esté contento, me fui entrenando inconscientemente (y a veces bastante consciente) a observar atentamente hasta el más mínimo cambio en el comportamiento de las otras personas. ¿Acaso hubo una mínima alteración en el tono de voz?, su sonrisa está un milímetro más baja que de costumbre, tomó mi mano con un poco menos de fuerza y por un

Las fases del amor

Odio empezar nuevas relaciones. Realmente es algo que aborrezco.

“Ay, Jaime, ¿a poco no te encanta esa sensación de estar enamorado y como que todo el mundo cambia?”

No, querida persona que lee mi blog, prefiero mil veces la seguridad y tranquilidad que me brinda estar ya en una relación establecida. La famosa Energía de Relación Establecida (ERE) a la pinche Energía de Nueva Relación (ENR)

Desafortunadamente, no se puede tener una sin pasar por la otra.

Seguir leyendo

¿Cuál es la diferencia entre tener una serie de citas casuales y empezar una relación formal? ¿Es sólo el título lo que cambia?

Popularmente, se confunde la “codependencia” con buscar que alguien satisfaga tus necesidades de conexión, atención, sexo y apapacho. ¡Como si esto fuera algo sin lo que se pudiera vivir! Aún así, vemos como “intensas” a las personas que buscan esta conexión y se alaba a aquellas que son independientes y no “necesitan a nadie”. Si tengo a dos personas, una de ellas se siente triste cuando la persona que ama se va por un tiempo y la otra ni cuenta se da, ¿quién tiene el apego más sano?

Seguir leyendo

Prepárate para hacerle daño a quienes amas.

En algún momento de mi vida aprendí que decir “no”, expresar lo que necesito y ser firme acerca de mi autocuidado, le hacían daño a las personas que amo. Por lo tanto, fui desarrollando habilidades de autogestión basadas en ser extremadamente complaciente, mantener mi ojo puesto en las necesidades de la otra persona, invalidar mis deseos y necesidades diciendo “no es para tanto” y, efectivamente, haciendo hasta lo imposible para no tener que decir “no”.

Seguir leyendo

Los límites que más me cuestan.

Siendo psicólogo y psicoterapeuta que se dedica a relaciones éticas, estudiando y practicando herramientas de comunicación, negociación y explorando mis necesidades para poder gestionar emociones como celos e inseguridad, mucha gente piensa que para mí es sencillo poner límites.

Seguir leyendo