Nos dicen que es tóxico
Cuando entramos a esto de la no monogamia ética, algo que escuchamos constantemente es que “debemos abandonar el amor romántico”. Después de ser gran fan de películas como Love Actually y cualquier película de princesas de Disney de las primeras dos eras, esta obligación a “deconstruirme” me llevó a abandonarlas, junto con una gran cantidad de canciones y detalles que disfruté mucho en algún momento. Pensaba, ¡hoy voy a cambiar y dejaré de ser tóxico!
Resulta que abandonar el amor romántico o, más bien, “el mito del amor romántico”, va mucho más allá que dejar de buscar al príncipe azul y suspirar cantando “How does she know?” de Enchanted (admito que aún espero poder hacer un número musical así algún día).
El amor como un producto más de edición limitada
El amor romántico tradicional no son las rosas, los chocolates y las bodas enormes, sino la creencia de que hay una forma de “amar realmente”. En nuestra sociedad, nos enseñan que hay una serie de requisitos preestablecidos de lo que debemos entender como “amor”. Desde la idea básica de que nuestro único y verdadero objetivo en esta vida es encontrar el amor hasta pensar que tenemos un límite de tiempo para encontrarlo. De hecho, es muy parecido a toda la publicidad de cualquier producto nuevo.
Y, claro, cuando todo lo que nos venden es para poder obtener ese mítico elixir llamado amor romántico, tiene sentido que nos quieran convencer que hay una forma de lograrlo. Aún si esa forma no es compatible con nuestras necesidades, nuestros deseos y nuestra situación. Además, el amor es “eterno” y, aparentemente, estático. No considera que las personas cambiamos, crecemos y nos vamos transformando conforme pasa el tiempo y nuestra experiencia cambia.
Entonces, el amor romántico problemático y “tóxico”, es pensar que no tenemos opción y que alguien ya decidió por nosotros cómo debemos percibir el amor.
¿Cuáles son los mitos más comunes?
Gabriel J. Martin (El Ciclo del Amor Marica) y Lucía Etxebarría (Más peligroso es no amar) mencionan 10 mitos comunes del amor romántico. Ahora, esta lista no es para que le pongas cajitas y vayas palomeando todo aquello que encuentres, esperando que si no tienes ninguno entonces ya tienes una relación sana. Eso sería, otra vez, estar tomando algo preescrito por alguien más sin responsabilizarte de lo que tú quieres.
Dicho eso, conocer estos mitos sí puede ser un buen primer paso para llegar a donde realmente necesitas estar. El punto NO es desecharlos inmediatamente y tratarlos como un veneno maldito, sino detenerte a examinar qué partes de estos mitos son compatibles con tus deseos y cuáles no. La parte del “mito” es solamente pensar que así debe ser y no puede ser modificado.
Te invito a echarle un ojo a esos dos libros, ambos son maravillosos, para poder ver más a detalle cada uno de estos mitos (también puedes ir aquí a ver un video donde yo los explico con ejemplos y alternativas).
El mito de la media naranja: Estamos incompletos y necesitamos encontrar a la otra persona que nos completa. Esa persona será una pieza que encajará perfectamente, hay que buscarla porque está ahí afuera. Esa persona tampoco tiene opción, eres tú o nadie.
El mito del emparejamiento: También llamado amatonormatividad, es la idea de que tener pareja es nuestro objetivo esencial como seres humanos. Todo lo que hacemos está encaminado a llevarnos al amor verdadero. Los amigos, la familia, el trabajo, los hobbies son todos sólo herramientas o cosas que nos ayudan a sobrellevar la trágica espera a estar completos y encontrar a nuestra pareja destinada. Si no tienes pareja, hay algo mal contigo.
El mito de la exclusividad: Sólo puedes enamorarte de una persona a la vez. Ya que has hecho ‘click’, esa parte en tu cerebro que te indica que alguien te gusta y se enamora entra mágicamente en hibernación hasta que sea necesario otra vez. Igualmente, cuando te casas, ponerte el anillo bloquea la capacidad que tienes de sentir atracción sexual por otras personas.
El mito de la fidelidad: Mi pareja es la única persona que debe satisfacer mis deseos y necesidades. Yo debo ser suficiente y mi pareja debe ser suficiente para mí. Si tuviera deseo o necesidad de algo que yo no le doy, no me ama realmente.
El mito de los buenos celos: Como estamos destinados a estar juntos, sólo yo puedo satisfacer sus necesidades y mi pareja las mías, es absurdo que exista la posibilidad de que tenga una conexión con alguien así (vea el mito de la fidelidad). Por lo tanto, más que normal es esperado y necesario que me moleste cuando sospeche que está sucediendo. Si me cela, es porque realmente me ama.
El mito de la equivalencia: Estar enamorado, intoxicado de químicos, es lo mismo que haber encontrado a alguien compatible y, por lo tanto, el “verdadero” amor. Al contrario, si dejo de sentir esta atracción irracional, este arranque de pasión, entonces ya no siento amor y no es real – ¡a buscar el siguiente!
El mito de la omnipotencia: El amor lo puede todo. No importa que tengamos objetivos de vida completamente incompatibles, lenguajes del amor que no se complementan, situaciones económicas completamente opuestas y que ni siquiera hablemos el mismo idioma. De alguna manera, mágica y romántica, nuestros corazones nos van a llevar más allá de esto y podremos tener nuestra historia de amor.
El mito del libre albedrío: Yo puedo enamorarme de quien sea. Ni la sociedad en la que vivo, ni mi cultura, ni mi historia de vida, ni la fisiología tienen que ver en mi elección de persona. No es que mi sociedad me haya dicho que un hombre atractivo es de esta u otra manera, ni tampoco es que busque algo exactamente opuesto a eso porque yo no soy “un conformista”.
El mito del matrimonio: Las relaciones son como una escalera eléctrica que tiene como último escalón el vivir juntos o estar casados. Al subirte al primer escalón, esa primera cita, debes seguir el camino preestablecido. Si te quedas demasiado tiempo en un punto, tu escalera está rota y seguramente tienes un problema. No importa que todas las personas involucradas estén felices y satisfechas, tienen que moverse porque así tiene que ser.
El mito de la pasión eterna: Como tu pareja es la persona que debe satisfacer todas tus necesidades afectivas y sexuales, si el deseo cambia entonces ya no hay amor. Debes desear a tu pareja con la misma intensidad que la deseabas el primer día. Olvídate de que te acostumbres a las cosas como parte esencial de ser humano, el verdadero amor implica deseo constante.
Deconstruyendo las ideas
Ya que conoces todos esos mitos, tal vez pienses ay, cuánta toxicidad he tenido, ¡tengo que quitármelo todo inmediatamente! Pero si haces eso, paradójicamente, aún estás siguiendo el mito del amor romántico. La idea no es hacer lo que alguien más te diga, porque eso me regresa a la fantasía de que hay una forma mágica de resolver todos mis problemas. Esa idea de “deconstrucción” que se habla en todos lados no implica destruir lo que ya creías sólo porque alguien dice que es “tóxico” (por eso aquí hablo de por qué tengo problemas con esa palabra).
Deconstruir estos mitos requiere detenerme a ver cuáles de esos son realmente parte de mis creencias más arraigadas. Después, ver qué cosas sí son congruentes con mis valores, expectativas, deseos y necesidades, sabiendo que puede ser flexible y cambiar con el tiempo.
Como ejemplo, voy a tomar el mito de la exclusividad y lo aplicaré a la monogamia tradicional donde la exclusividad sexual es un factor decisivo para poder establecer una relación. No hay nada intrínsecamente “malo” o “no ético” en la exclusividad sexual. Personalmente, a mí me gusta tener un periodo así cuando inicio una relación nueva para poder enfocarme en lo que estoy construyendo, antes de volver a abrirme a otras experiencias sexuales. En una de mis relaciones actuales, esto fue un acuerdo al que llegamos ambos después de platicar y saber que teníamos la misma idea. Ahora, el hecho de que para MÍ sea importante no tener otras parejas sexuales cuando estoy conociendo a un nuevo vínculo sexoafectivo NO implica que mi vínculo tenga que ser exclusivo sexualmente sólo porque sí. Puedo pedirlo, puedo proponerlo pero al ser una relación ética, la decisión es sólo de la persona que lo va a llevar a cabo.
En la monogamia tradicional, no decides ser exclusivo sexualmente. Lo haces porque crees que así debe ser. Si tienes una relación no monógama y no eres exclusivo porque crees que así debe ser, estás haciendo exactamente lo mismo.
Ese es el más grande mito del amor romántico: hay una forma estándar, con comportamientos específicos de cómo debe ser el amor para que sea válido y verdadero.
Mantener el romance, sin la “toxicidad»
En pocas palabras, puedes tener una relación monógama, romántica, con rosas y chocolates, una boda hermosa, bailes, noches de pasión y miradas intensas a los ojos y seguir teniendo una relación ética.
La clave de una relación ética está en saber que yo estoy eligiendo lo que quiero hacer. Si elijo lo que hago basándome en que “así debe ser”, me voy a meter en problemas. En caso de que aún no conozcas mi propuesta de los cuatro pilares de una relación ética, puedes leerlos aquí.
2 Comentarios
Me gusta leerte, verte y escucharte porque me siento entendido en mucho sobre lo que me checa y no en los temas que abordas.
Me encanta Gotitas de Poliamor.
Saludos.
¡Muchas gracias!