Prepárate para hacerle daño a quienes amas.

En algún momento de mi vida aprendí que decir “no”, expresar lo que necesito y ser firme acerca de mi autocuidado, le hacían daño a las personas que amo. Por lo tanto, fui desarrollando habilidades de autogestión basadas en ser extremadamente complaciente, mantener mi ojo puesto en las necesidades de la otra persona, invalidar mis deseos y necesidades diciendo “no es para tanto” y, efectivamente, haciendo hasta lo imposible para no tener que decir “no”.

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Los límites que más me cuestan.

Siendo psicólogo y psicoterapeuta que se dedica a relaciones éticas, estudiando y practicando herramientas de comunicación, negociación y explorando mis necesidades para poder gestionar emociones como celos e inseguridad, mucha gente piensa que para mí es sencillo poner límites.

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Consentimiento entusiasta: ¿Lo quieres o lo aguantas?

De las cinco características del consentimiento, la que menos pensé que generaría dudas y controversia fue entusiasta. Cuando veía que me pedían que explicara a qué me refería con eso, me quedaba un poco confundido y sin saber cómo abordarlo porque pensaba, “entusiasta es… ¡pues entusiasta!”, aunque me sentí Sofía Niño de Rivera hablando de los winnies.

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Agencia: El primer pilar de relaciones éticas.

Empezando mi vida en relaciones románticas, estaba muy emocionado y lleno de anticipación pensando todo lo que podría pasar. ¿Sería que el destino me llevaría a conocer a mi príncipe azul inmediatamente? O tal vez tendría que pasar por algunas pruebas primero, hasta que los dioses del Olimpo decidieran que finalmente merecería mi final feliz.

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¿Apego o codependencia?

Popularmente, se confunde la codependencia con buscar que alguien satisfaga tus necesidades de conexión, atención, sexo y apapacho. ¡Como si esto fuera algo sin lo que se pudiera vivir! Aún así, vemos como “intensas” a las personas que buscan esta conexión y se alaba a aquellas que son independientes y no “necesitan a nadie”. Si tengo a dos personas, una de ellas se siente triste cuando la persona que ama se va por un tiempo y la otra ni cuenta se da, ¿quién tiene el apego más sano?

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Mi ex no era un villano y yo no soy una víctima

Uno de los mitos del amor romántico es que tenemos que estar con nuestra pareja “hasta que la muerte nos separe”. El problema aquí es que la única forma en que tu relación monógama sea exitosa es que alguno de los involucrados se muera. Cualquier otra alternativa asume un fracaso inmediato: separarse, divorciarse, abrir la relación o tomarse un tiempo. No importa qué tan hermosa, nutritiva, amorosa y maravillosa haya sido a relación, si se separan y siguen vivos, los comentarios son “qué lástima que no haya funcionado”.

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Protegiendo tus relaciones de la pinche ENR

Ver a un vínculo completamente abrumado por esta ENR fácilmente ha desatado en mí olas y olas de inseguridades, miedos y respuestas poco funcionales. Pienso cosas como: “¿Por qué con él sí quiere hacer esas cosas que yo le he pedido y conmigo nunca quiso?”, “¿cómo es que con él quiere tener sexo a todas horas y conmigo no ha interactuado así en semanas?” y “ay, sí, qué bonito que sonría de oreja a oreja cada que le llega un mensajito de esa persona (sarcásticamente)”. ¿Qué hacer para evitar que esto joda mi relación?

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Quitarte el miedo no es la respuesta

Tal vez tu compartas mi miedo a volar o tal vez te identifiques con la sensación, pero no con la experiencia. Esas mismas sensaciones me pasaban al principio cuando empecé a abrir mi relación hacia algo más poliamoroso. Simplemente imaginar que mi pareja estaría compartiendo un momento romántico donde otra persona se volviera el centro de su atención me desataba cosas similares. La primera vez que salió con alguien, experimenté algo terriblemente similar al momento de estar sentado en el avión.

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No hay emociones negativas, sólo desagradables.

¿Viste Inside Out (Intensamente)? La película de Disney, esa donde tus emociones tienen emociones y tienen una aventura en tu cabeza. Bueno, si no la has visto te voy a hacer un gran spoiler: la villana de la película es nada más y nada menos que la alegría. Este personaje amarillo que desborda energía y sonrisas, está empeñada en que la persona que habita no sienta nada más que felicidad. Se empeña tanto en esto, que termina poniendo en peligro la integridad de la niña. 


Nuestra sociedad tiene el mismo problema. Nos enseñan que hay emociones “positivas” y “negativas”. Las “positivas” como la alegría y el afecto son ensalzadas en todos los medios – todos los productos que nos venden vienen acompañados de una buena dosis de cualquiera de estas dos. Por otro lado, las emociones “negativas» como el miedo, la tristeza, el enojo y la culpa son malas, despreciables, propias de gente débil e inadaptada que necesita terapia, medicamento o un Snickers. 


Como consecuencia de esto, aprendemos a juzgarnos constantemente cuando alguna de estas emociones “negativas” aparece. Nos castigamos y nos forzamos a pretender que no pasa nada, mostrando sólo las emociones aceptables. 

Son emociones desagradables, no negativas


El dolor, por más desagradable que sea, tiene una función. Por ejemplo, hace un año yo tuve unas molestias en una muela pero no le puse mucha atención. Es sólo un poquito de dolor, ahorita se me quita, pensé. ¡Qué sorpresa me llevé hace un par de meses cuando el dentista me dijo que ya tenía que quitarme el nervio de mi muelita! 
En cuestiones emocionales es algo similar. Estamos tan acostumbrados a no hacerle caso a esas emociones “negativas”, que lo dejamos pasar, negando que nos sentimos tristes o enojados, hasta que llega el día que explotamos o el conflicto escala a mayores. 


Si me duele la muela, es porque mi cuerpo me está avisando que hay algo que no anda del todo bien. Cuando inmediatamente me tomo un analgésico para dejar de sentir, estoy ignorando lo que mi cuerpo me dice.

Si me quedo un poco y le hago caso, podré atender el problema desde la raíz; entonces no es que sean negativas, sólo son desagradables.


Las funciones de las emociones desagradables


Myriam Muñoz, la directora del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, habla de cinco emociones básicas y con funciones de supervivencia. Ella lo maneja con un práctico acrónimo: MATEA (miedo, alegría, tristeza, enojo y afecto). Ahora, aquí hay un punto muy importante, muchos de nosotros estamos tan acostumbrados a ignorar estas emociones que, posiblemente, ni siquiera las identificamos cuando nos pasan. De pronto, a todo le decimos “ansiedad”. Un tip para esto es empezar a identificar qué sensaciones acompañan a estas emociones, así podrás identificarlas más fácilmente. Aquí te voy a explicar las funciones de las emociones desagradables y te daré un ejemplo de cómo YO las vivo (tal vez para ti sea algo diferente, pero puede servirte como primer punto de referencia).


Miedo
Hace un tiempo tomé mi primer viaje solo en carretera. Al llegar a la primer caseta, me di cuenta de que estaba tomada por hombres encapuchados con armas. Mi corazón se aceleró, sentí presión en el pecho y el estómago vacío. Mis manos me hormigueaban y me sentí muy alerta. A eso, yo le llamo miedo. 


El miedo tiene la función de protegerme de las amenazas. Me retiro, me cubro y hago lo que puedo para alejarme del peligro. 

Tristeza
Hace poco más de un año, un vínculo decidió terminar su relación conmigo. Fue la primera vez que me pasó, ya que siempre había sido yo el de la decisión con mis parejas anteriores. Sentí mi pecho muy pesado, muy poca energía, mi respiración se hizo más lenta y profunda, no podía pensar con claridad y sólo quería echarme al piso. A eso, yo le llamo tristeza.


La tristeza tiene la función de retirarme y reconectar conmigo mismo. Atenderme y reencontrarme con lo que yo necesito. 


Enojo
El otro día, sacando a mis perritos, salió un Labrador (sin correa) de la nada y se le lanzó a uno de mis hermosos caninos. Me di cuenta que era una persona que tiende a sacar a su perro sin correa y recordé que mi pareja me comentó que ya había atacado a uno de nuestros perros anteriormente. Mi cuerpo se llenó de energía, empecé a temblar, mi mandíbula y mis puños se tensaron y sentí fuego en mi interior. A eso, yo le llamo enojo. 


El enojo tiene la función de defenderme. A diferencia del miedo, el enojo me lleva a enfrentar y atacar. 


Bonus: La vergüenza/culpa
Otra emoción desagradable que no está incluida en la MATEA de Myriam es la vergüenza. Su función es reparar el vínculo y asegurar mi lugar en la sociedad. Puedes leer más a detalle acerca de esta emoción aquí


No puedo poner límites si no sé qué necesito


¿De qué me sirve saber esto? Cuando identifico lo que estoy sintiendo, puedo ver la necesidad que hay detrás y atenderla. Como explicaba en este artículo acerca de cómo los celos pueden ser tus amigos, si siento miedo de que mi pareja salga con alguien porque pueda olvidarse de mí, sé que necesito seguridad y puedo pedirla así. Si siento enojo por la misma situación, estoy intentando proteger algo entre nosotros. 


Al identificar la necesidad detrás de la emoción desagradable, puedo enfocarme en satisfacer y pedir eso que requiero, en lugar de pelear y buscar dejar de “sentirme mal”.


Ejemplo


A sabe que B va a salir a cenar con su ex, con quien tuvo una relación importante y siguen siendo cercanos. A siente que su mandíbula se aprieta, su respiración se agita y empieza a pensar ¿y como para qué va con ella si me tiene a mí? Además, ¡ya sabe que me molesta! ¿Qué no le importo?. Con cada pensamiento, sus sensaciones se intensifican. A repite en su mente no te puedes poner así, eso está mal y es súper tóxico, tú sólo sonríe y deja que pase, pero no funciona. De hecho, eso sólo aviva su malestar. 


A se da cuenta de que siente enojo (o hasta furia) y va a decirle a B que es un desgraciado por ser tan inconsciente y desinteresado… bueno, eso quiere hacer. Su cuerpo le dice que se mueva y haga exactamente eso, aunque algo más le dice que eso no le hará sentirse mejor. A recuerda este artículo y piensa que su enojo está tratando de proteger algo. ¿Qué es ese algo? En su caso, se da cuenta de que siente que su relación está siendo amenazada por esta situación y quiere protegerla con uñas y dientes. Va con B y le dice siento enojo por saber que irás a ver a tu ex. Este enojo es porque siento que amenaza mi relación contigo, que es algo muy importante para mí. Me doy cuenta de que necesito sentir que nuestra relación está protegida y segura. ¿Podrías ayudarme a sentir que es así antes de que vayas? No sé con certeza cómo hacer eso pero me gustaría poder explorar alguna alternativa.

 
A todo esto, algunos de ustedes dirán ay, nadie habla así. ¿No te gustaría a ti estar en una relación donde se hablara así? No es fácil y no es rápido.

Desaprender reaccionar visceralmente, reprimir emociones, castigarnos y juzgarnos, todo eso toma mucho trabajo. Sin embargo, no es imposible. Ya que empiezas a identificar estas emociones, puedes llegar a acuerdos que tengan en cuenta las necesidades de todas las personas involucradas y establecer límites firmes y amorosos que te protejan.