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Tú y yo, ¿qué somos? – De etiquetas y moldes

«Mexicanos», fue parte de lo que me dijo alguien con quien estuve saliendo después de hacerle esa pregunta. «¿Qué importa cómo le digamos si es algo nuestro nada más?» vino después. Yo solo me quedé pensando que si realmente el nombre fuera irrelevante no habría tanta ansiedad alrededor de tener esa etiqueta.

La escalera eléctrica de las relaciones

En las relaciones monógamas heterosexuales existe un guión prescrito muy claro. En contexto de poliamor le llamamos la escalera eléctrica de la relación («relationship escalator») y funciona así:

Conoces a alguien con quien hay química, se gustan y deciden salir para «conocerse». Después de algún tiempo, uno de los participantes le pide al otro si quiere ser su novio (no nos metamos en dilemas de género y si los hombres lo deben hacer). Posteriormente, se espera que la pareja se case y tenga hijos.

Consideremos que estoy hablando de personas que no han pasado por un proceso de deconstrucción de sus propios valores y creencias. ¿Por qué se le llama la escalera eléctrica? Porque ya que te subes al primer escalón tienes que seguir avanzando. Si te detienes demasiado tiempo en un lugar, se asume que la escalera (relación) está descompuesta y tiene que arreglarse.

Moldes

Esto presenta un dilema: ¿qué pasa si soy muy feliz con mi novio y no queremos vivir juntos nunca? ¿Eso hace que nuestra relación sea menos «válida» o «seria»? Cuando te detienes unos momentos a pensar qué es lo que realmente deseas, es posible que te des cuenta que hay escalones de la escalera que no te son cómodos o atractivos.

Además, esos escalones son tan rígidos que las personas tienen que amoldarse para poder estar en ellos. Es como utilizar un molde de galletas y usarlo para cortar los pedazos que no encajan con lo que está prescrito: Ya que somos pareja, debemos ser exclusivos sexualmente y todo tu tiempo libre está destinado a estar conmigo. Podemos salir con nuestros amigos pero el default es que estaremos juntos. Ya no es necesario agendar citas románticas, más bien agenda a tus amigos en aquellos momentos que se pueda.

¡No es raro que haya gente que le huya! Generalmente se asume que es falta de compromiso pero yo pensaría que es más una resistencia a forzarse a ser algo que no necesariamente quieren. No es sólo la etiqueta de decirse novio, sino el molde precargado de expectativas. Para hacerlo aún peor, ¡rara vez son consensuadas o habladas!

Etiquetas descriptivas

En el poliamor no hay pasos prescritos – la escalera eléctrica no aplica. Cada relación es diferente y la única forma de saber dónde está y para dónde va es preguntarle a los miembros que están participando. Además, todos los involucrados saben que los términos de la relación son flexibles y serán reacordados según la relación vaya necesitándolo.

Los poliamorosos nos pasamos gran parte del tiempo hablando y explorando significados. Antes de saber si seremos vínculos, novios, esposos, amantes, amigovios o lo que sea, primero buscamos homologar significados. ¿Qué es un novio para ti? ¿Qué expectativas y deseos tienes? ¿Cuáles son tus deal-breakers y qué elementos son flexibles? Para nosotros lo más importante es que todos estemos de acuerdo y para eso necesitamos hablar el mismo idioma.

Entonces las etiquetas se vuelven algo descriptivo. Es como cuando vas a un buffet. No por poner sandía en el contenedor que dice «camarón» ocurrirá una transformación milagrosa. La etiqueta no determina el contenido, sólo sirve para saber si me interesa esa opción o no.

Todos somos diferentes y tenemos necesidades que pueden o no coincidir con nuestra pareja. Ese no es el punto. Más bien hay que enfocarse en escribir juntos el guión que seguirá la relación y que le llamemos de la forma que nos permita entender a nosotros.

Gotitas para la monogamia

Esto no es exclusivo para las relaciones poliamorosas. En mi experiencia, las relaciones que son más nutritivas, amorosas y gozosas son aquellas donde los participantes se toman el tiempo de asegurarse de que sus significados son compatibles y, en caso de que no, buscan negociar con el bien común como prioridad.

¿Está mal que alguien quiera seguir la escalera eléctrica de las relaciones? No. El problema sólo viene cuando crees que no tienes oportunidad de bajarte o detenerla cuando llegues al lugar que sea mejor para los involucrados.

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