Empatía es acompañar, no resolver.

31 de marzo de 2020by Psic. Jaime Gama7

Cuando alguien se acerca a ti para decirte que se siente mal, ¿le dices lo que sientes no es válido, te pasa porque eres débil y no eres como deberías ser? ¿No? ¿Estás seguro?

Tal vez te ha sucedido que alguien te cuenta que se sientes triste, frustrado, enojado o fastidiado y tú tienes toda la disposición a ayudar. A pesar de que te muestras interesado y haces un esfuerzo por mejorar las cosas, después de la plática pareciera que hasta se sienten peor. Igual y la persona se pone defensiva y terminas como el villano de la película. ¿Sabes por qué sucede?

Tus sentimientos no son válidos

Comencemos con un ejemplo de la vida real:

A: Te veo triste, ¿está todo bien?

B: Sí estoy triste. Ayer le pedí a mi pareja que viera una película que me encanta y se quedó dormido.

A: Ah, ¡no te preocupes! Eso no quiere decir que no le importes. Seguro estaba cansado. Además, hay muchas cosas por las cuales estar feliz, ¡ya quita esa cara! Malo que te hubiera sido infiel o algo así. En ese caso sí tendrías razón de estar triste. Hay gente que la pasa peor que tú así que mejor sé agradecido con lo que sí tienes.

Esa respuesta es un ejemplo muy común de lo que se entiende popularmente por ser «empático» y «apoyar» a un amigo que se siente mal.

Si lo vemos con algo de detalle, el mensaje real es este:

Lo que dices: Ah, ¡no te preocupes!

Contiene el mensaje: Deja de sentirte así

Lo que dices: Eso no quiere decir que no le importes

Contiene el mensaje: lo que sientes no es válido ya que hay otras formas de interpretarlo.

Lo que dices: Seguro estaba cansado

Contiene el mensaje: no eres capaz de ver lo evidente.

Lo que dices: Además, hay muchas cosas por las cuales estar feliz

Contiene el mensaje: nuevamente, tu sentimiento no es válido

Lo que dices: ¡ya quita esa cara!

Contiene el mensaje: deja de sentirte así y cambia tu expresión

Lo que dices: Malo que te hubiera sido infiel o algo así. En ese caso sí tendrías razón de estar triste

Contiene el mensaje: debido a que hay cosas peores, lo que sientes está fuera de proporción y, por tercera vez, no es válido

Lo que dices: Hay gente que la pasa peor que tú, así que mejor sé agradecido con lo que sí tienes

Contiene el mensaje: no sólo es inválido sino, además, debes sentirte avergonzado por ser malagradecido.

Cuando nos encontramos con alguien en una situación dolorosa o de sufrimiento, lo primero que queremos hacer es sacarlo de ahí. Inmediatamente le ofrecemos alternativas y soluciones para que deje de sentirse como se siente. Por supuesto, esto es un gesto amoroso y viene de un lugar muy compasivo.

Al tratar de arreglar una situación demasiado rápido, no estamos validando lo que la otra persona siente y, sin ninguna intención malévola, le estamos diciendo que su percepción está mal y debe cambiar.

¿Por qué sucede?

La intención superficial sí es ayudar al otro. Sin embargo, esto surge de una necesidad de estar bien uno mismo. Queremos que el otro esté mejor porque no nos enseñan a acompañar a otra persona en su malestar. Nos urge que se sienta mejor para que no nos sintamos incómodos, inadecuados o, simplemente, porque nosotros mismos queremos huir de lo que nos reflejan esas sensaciones desagradables.

La consecuencia es que demeritamos las acciones que hace al otro dándole respuestas que seguramente esa persona ya había considerado, invalidamos sus sentimientos para que los abandone o nos volvemos condescendientes diciéndole que hay otras formas de manejar lo que le está sucediendo.

La realidad es que nadie puede saber cuál sería la mejor forma de lidiar con lo que está pasando más que la persona que lo está experimentando

A veces, la persona que recibe estos comentarios puede responder de manera defensiva y tú te quedas pensando Uy, ¿y para eso te ayudo?

¿Cómo puedo acompañar a la otra persona?

Si realmente quieres ser empático y apoyar a alguien que te está compartiendo su malestar, hay que aprender a quedarnos con ella. Es necesario poder acompañar sin querer cambiar lo que está sucediendo.

Como todas las herramientas de comunicación que no nos enseñaron de chiquitos, requiere práctica y puede sentirse forzado al principio. Si lo haces lo suficiente, te aseguro que se volverá algo natural y mejorará tus relaciones románticas, laborales y amistosas.

Para responder con empatía:

  • Describe la situación que te platicó la otra persona de la forma más objetiva que puedas. Esto es sin incluir emociones, juicios ni alternativas.

Tip: Puedes empezar diciendo Escucho que…, Me dijiste que…, Entiendo que te sucedió…

  • Describe cómo se siente la otra persona según lo que te ha dicho. Evita interpretaciones y juicios. Si no estás seguro o la persona no dijo exactamente cómo se sentía, ¡pregúntale!

Tip: Puedes decir Escucho que te sientes…, Entiendo la situación pero no me queda claro cómo te sentiste, ¿me podrías decir cómo te sentiste?

  • Expresa cómo te sentirías si estuvieras en circunstancias similares. MUY IMPORTANTE: No cómo te sentirías EN ESA SITUACIÓN EXACTA sino en una similar en la que te sentirías como esa persona.

Tip: Por ejemplo, si la persona se siente triste porque perdió una gorra muy importante pero a ti no te importa la ropa, piensa cómo te sentirías si perdieras algo que es importante para ti. Si no tienes apegos a cosas materiales, puedes tratar de imaginar cómo te sentirías si algo que te hace feliz desapareciera, así fuera una persona o alguna situación de tu vida diaria.

  • Este último paso es el más esencial. NO DES CONSEJOS NI DIGAS NADA MÁS. Es probable que sientas que tu discurso se quedó incompleto y que necesitas decir algo como pero todo va a estar bien. La realidad es que no sabemos si todo va a estar bien y, en ese momento, ¡no importa!

Tip: Si tienes necesidad de decir algo más, puedes simplemente reafirmar tu apoyo diciendo algo como Aquí estoy contigo, Te escucho o preguntando si hay algo más que puedas hacer.

Para ser empáticos, el mensaje principal que debemos transmitir es: No estás exagerando, no estás siendo dramático y sí es para tanto.

Cómo se ve en acción

Veamos el ejemplo de arriba pero con una respuesta empática.

A: Te veo triste, ¿está todo bien?

B: Sí estoy triste. Ayer le pedí a mi pareja que viera una película que me encanta y se quedó dormido.

A: Escucho que hay algo importante para ti que quisiste compartir con tu pareja y no la recibió como te hubiera gustado. También escucho y veo que estás triste. Si alguien que amo no apreciara algo que es importante para mí, también me sentiría triste.

De nuevo, tal vez sientas que falta el pero todo va a estar bien o un si quieres yo puedo verla contigo. Eso ya será decisión de la otra persona. Por el momento, lo que estás haciendo con ese discurso es decirle te veo, te escucho, te entiendo y te acompaño.

No es fácil y no es cómodo pero es lo que muchos necesitamos aprender a hacer.

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